martes, 22 de febrero de 2011

encontre esto, es un mito que hice a base del mito de Pan.

A veces lo siento incompleto, ustedes me dirán:


El gran dios Pan, hijo de Dionisio, vagaba por la tierra luego de su siesta diaria. Sus pezuñas golpeaban la tierra, haciéndose sentir.
Su cantimplora estaba casi vacia, debia ser rellenada pronto, antes de ir a jugar con las ninfas. Habia una en particular que deseaba ver esa noche: Amara.
Hasta su nombre le hacia culto, eternamente bella, y en efecto, era una de las Dríades mas bellas que el dios halla tenido el placer de contemplar.
Apreto las pezuñas y corrio rapido al pueblo, donde encontro el vino que deseaba y se adentro en el bosque. Encontro a Amara en una pequeña laguna, tomando un baño
con su hermana mayor: Aletia. Como su nombre, esa femina no podia mentir y solo decia la verdad. Pan no le agradaba eso, Aletia lo detestaba y no perdia oportunidad
alguna para molestarlo.
Supongo que quería tambien proteger a su hermana menor, pero Amara no dejaba de hacerle cumplidos y decirle cuanto desearía tenerlo dentro de ella, para luego irse corriendo sonrojada.
Eso era lo que mas le atraía de Amara, su inocencia y su mentalidad. Ella era una niña, pero pensaba como el en muchos aspectos, en especial el sexual. Ella no era comun entre sus pares.

Pan espero el momento de encontrar a Amara sola, pero Aletia no la dejaba facilmente. Cuando por fin la driade mayor se desapareció, Pan se encamino a la laguna para sentarse el borde a esperar
a que la joven ninfa se percatara de su presencia.
Esto no tomo mas de dos segundos, pues Amara le esperaba con ansias. Nado hasta el, sentandose encima del joven dios. Los besos fue lo que inicio la conversacion, queriendo perder nada de tiempo.
Amara deseaba a Pan, deseaba sentir lo que muchas otras ninfas habian sentido con su poder. Anhelaba ser la madre de algún hijo del dios, aun a sabiendas de que una vez que el la halla probado no volvera mas. Solo tenia este momento, este breve espacio de tiempo.

Pan no podia controlar mas, y no queria. Deseaba la virginidad de esta ninfa, la mas hermosa de todas. Sujentandola en el punto, la arrojo al suelo, posando su lengua en su zona suave entre las piernas.
Lamiendo, chupando y mordiendo,  Pan le otorgo a Amara un placer por encima de todo en este mundo. Era como si ella fuera el plato mas divino de ambrosia y no queria dejar de comer.
Haciendola llegar al cielo por incontables veces, ya era el momento de el. Ya no podia mas, estaba loco por el deseo. Necesitaba su pene dentro de la virgen cueva de la ninfa.

Penetrandola, Amara pudo sentir el dolor y el placer de la primera vez. No hay nada comparable, era viajar a los cielos y por debajo de la tierra. Era ser aire, era ser agua y volver a un cuerpo con piel.
No se sabe cuanto tiempo paso, de lado, ella arriba, tantas posturas, tantos besos desenfrenados, tanto placer, pero por encima de todo: cuanta lujuria!
El deseo en ambos era palpable, tanto que sus manos podian tocarlo en el cuerpo del otro. Los senos de ella estaban tan sensibles, que una palabra los tocaba y la hacia llegar.
Nada podia separar sus cuerpos, no hasta el momento del final.
El momento en el que Pan eyacule su semilla magica dentro del vientre de la joven Driade.

Ese momento, ella pudo sentir como cada gota salia del miembro falico del dios, como cada esperma peleaba con el otro por llegar mas rapido al centro donde se hallaba el huevo de la creacion.
Asi los sentiria por los proximo dos dias, mientras el joven dios se levanto y alejo en busca de una siesta y pobre de aquel que le molestase en este momento.
Amara no le importo, ella logro su cometido y sabia que habia funcionado. Un macho lleno de placer y locura por un escape, no piensa donde, ni le importa realmente.
La sexualidad desenfrenada de Pan podia ser encontrada en todos los hombres, y asi Amara logro entender su grandioso poder.

Amara se volvió a bañar, limpieando su cuerpo de los restos de su pasion en conjunto con Pan. Llego el momento de marcharse, se acerco suavemente al dios y le dio un beso en los labios. Este al sentirlo, alzo los brazos y la aprisiono a su lado.
Moviendo su entrepierna en contra de las piernas de Amara, aun en sueños su insaciable necesidad era obvia.
Logrando escapar de su abrazo, la ninfa corrio por el bosque en busqueda de su hermana a quien le conto todo lo sucedido.

No hay comentarios:

Publicar un comentario