lunes, 14 de febrero de 2011

La primera rosa en veintidós años de existencia.

Hay momentos donde robar calor no es problema, y estar arrojada en los brazos de un "otro" no es algo del otro mundo.
Buscando un cálido momento de paz, aullamos a la luna escondida entre las nubes, no nos ve el mundo estamos escondidos dentro del otro.


Entre el miedo, el estrés y el deseo, buscamos dejar en el otro una huella efímera de placer acortado por la reacción del momento.
Cronos vacilando con nuestra sed, acorta el momento y busca jugarnos pequeñas trampas.


Caemos en el juego infinito del fuego, se queda la piel impregnada con nuestro olor. Deseo mas, si lo deseo.
Soy humana, y quiero seguir siéndolo un rato mas.

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