miércoles, 10 de marzo de 2010

Ayer pase por el elevado que conecta plaza Venezuela con la UCV, me detuve en todo el centro, y escuche.
Tenia curiosidad por ese lugar, ya que Susana me conto que si suicidaba, lo haria saltando de este puente pues los carros al pasar daban un sonido como antojandose ser olas de mar.

Puse los pies por las rendijas del muro, mis manos las apoye encima, cerre mis ojos, y me deje llevar.
El viento tocaba mi cara y le susurraba cosas efimeras a mi cabello.
El sonido empezo a relajarme, hasta el punto donde casi podia oler la sal del oceano pero no! Era tan solo mi mente poniendome los cuernos con mi imaginacion.

1 comentario:

  1. Decía que los soles lánguidos del trópico tienen la facultad de devolvernos a la realidad así, tan enrarecidamente...

    Y que c:

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